Introducción
Hablar en lenguas significa hablar de manera espontánea en un idioma que el hablante no ha aprendido previamente, o que produce sílabas que no se reconocen como formando parte de un idioma. Este fenómeno se da también en grupos no cristianos entre los esquimales, zulús, hindús, musulmanes y mormones. Tal glosalía (don de hablar en lenguas extranjeras, muertas o propias de los ángeles), no es necesariamente resultado de la acción del Espíritu Santo.
Hablar en lenguas se dio en el Nuevo testamento junto con otras señales como confirmación de la verdad del Evangelio, pero fue hasta el siglo XX que el tema retomó actualidad entre ciertos grupos cristianos, pues ni durante la época de los padres de la iglesia ni de la Reforma este tema fue relevante para la iglesia. La razón es que la revelación estaba completa y no hacían falta más señales. Sin embargo, actualmente hay un nuevo énfasis en este don y es necesario que abordemos su estudio, conforme a lo que enseña la Biblia.
LA ERA APOSTÓLICA
Ciertamente la Biblia refiere episodios en los que Jesús mismo y también los apóstoles realizaron señales y prodigios en reforzamiento de la autoridad del evangelio, como en los que mencionamos en seguida, y se argumenta que el hablar en lenguas se contaba entre tales señales; sin embargo, la Biblia no es explícita en ello:
a) Pablo y Bernabé en Iconio (Hch 14.3), hablan con denuedo del evangelio y el Señor concedió que por mano de ellos se hiciesen señales y prodigios; b) Pablo escribe a los Romanos (Ro.15.18,19) que se gloría en hablar de Cristo porque lo hace con palabras pero también con potencia de señales y prodigios en el poder del Espíritu de Dios; c) Ante los corintios, Pablo defiende su apostolado (2 Co 12.12), alegando que sus señales han sido hechas entre ellos por señales, prodigios y milagros; d) Hebreos 2:3,4 dice que la salvación fue confirmada pues Dios testificó juntamente con ellos, con señales, prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad; e) Juan cierra su evangelio diciendo que Jesús (quien nunca habló en lenguas ni enseñó sobre ellas), hizo además muchas señales ante sus discípulos pero que las que él narra “se escribieron para que creáis que Jesús es el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (20.30,31). Este es un argumento atractivo pero no es concluyente.
Existe una discusión respecto a la originalidad de los versículos 9 a 20 de Marcos 16, donde se menciona que Jesús dijo: Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán (v 16,17). Muchas autoridades bíblicas piensan que esta es una adición posterior a Marcos pero, aun considerando este pasaje como original y las palabras dichas por Jesús, cabría esperar que no sólo hablar en lenguas, sino que las demás señales mencionadas, formaran parte de la práctica cristiana hasta ahora. Esta única probable referencia de Jesús al hablar en lenguas no se entiende como un mandato sino como una predicción de lo que ocurriría. Tampoco su énfasis está a la altura de sus ordenanzas sobre la fe, el amor, la obediencia y la oración.
G. Nyenhuis (Estudio sobre Marcos), hace el siguiente comentario: “La comisión dada a los discípulos recibirá su confirmación en la práctica. Hay señales que seguirán. Los que pertenecen a Cristo y a su pueblo no pueden ser poseídos de los demonios. Ni el demonio puede resistir el poder del evangelio, o sea, de la Palabra de Dios. El pueblo de Dios, los discípulos, los evangelistas aprenderán nuevas lenguas. No se habla aquí de glosolalía, el “hablar en lenguas”, la repetición de sílabas sin sentido gramatical, sino de que en función de su comisión, hablarán otras, nuevas, lenguas, en la comunicación del evangelio. Tenemos que recordar que aquí, en este pasaje, los heraldos, los anunciadores de mensajes oficiales no han de expresar emociones y/o excitaciones; más bien, se habla de comunicar el mensaje en lenguaje claro y correcto en el idioma de los que lo oirán. No es cosa accidental que entre los misioneros estén los mejores lingüistas del mundo.”
LA ENSEÑANZA POSITIVA DE LA BIBLIA RESPECTO A LAS LENGUAS
Sin menoscabo de las amplias argumentaciones de nuestro libro base ni de su autor, Edwin H. Palmer- cuya lectura es necesario hacer – seguimos en este punto a John R. W. Stott en su libro “Sed llenos del Espíritu Santo” como una opción complementaria.
- Está claro que en el día de Pentecostés los creyentes llenos del Espíritu hablaron “en otras lenguas”, vale decir, en idiomas extranjeros, “según el Espíritu les daba que hablase” y que todos estos idiomas eran comprensibles para los grupos que allí estaban congregados (Hch 2.4-11). En 1 Cor 12.10 el sentido del sustantivo glossa (idioma), es el mismo y al hablar de de los dones dados a unos “de diversos géneros de lenguas” y a otros, de interpretación de lenguas”, la idea prevalente es la de claridad en la comunicación del mensaje.
- Todo el énfasis en 1 Cor 14 está encauzado a desalentar el culto de manera ininteligible como una cosa de niños: “Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar . . . sino maduros en la manera como piensan” (14.20). El Dios de la Biblia es un Dios racional que no se deleita en lo irracional o ininteligible.
- En el cap. 14, Pablo no sólo pone serias limitaciones a hablar en lenguas en el culto público, sino que desalienta hacerlo en forma privada a menos que el que habla entienda lo que dice: “El que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla” pues de otra manera queda sin fruto, y concluye: Oraré con el espíritu pero oraré también con el entendimiento” (15).
- La iglesia necesita ser edificada: “Edificaré mi iglesia” (Mt 16.18), “Sois edificio de Dios” 1 Co 3.9). Los cristianos tienen un ministerio de “mutua edificación” (Ro 14.19) . La frase “El que habla en lengua extraña, se edifica a sí mismo” tiene cierta ironía en contraste con “el que profetiza, edifica a la iglesia” (1 Co 14.4)
- De manera que los charismata son todos dados para el bien común. Pablo aplica este principio en Efesios 4.11,12 a los dones de enseñanza. Cristo constituyó (con sus dones) a “ unos, apóstoles; a otros profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros” ¿Para qué? Continúa: “ a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. El objetivo inmediato del que enseña es conducir a los cristianos, a los santos, no sólo hacia la madurez cristiana sino también hacia el ministerio cristiano, a fin de equiparlos para el ministerio en la iglesia y en el mundo.
CONCLUSIÓN
Recordemos que el Santo Espíritu de Dios es quien inicia en la regeneración todo el proceso de nuestra salvación. Es por su obra eficaz que recibimos la nueva vida y tenemos acceso a la redención. El Santo Espíritu ya está presente en la vida del creyente para andar en el camino de la santificación. Hablar en lenguas no es indicación de una mayor espiritualidad ni es condición para tener una amplia comunión con Dios.